Sé consciente y podrás ser tan consecuente como intentes Sé valiente siempre recordando ser también prudente Sé exigente y cumple, será sorprendente lo que sientes Sé coherente con tu corazón sin olvidar tu mente Siendo capaz de responder Comprendiendo que querer es poder Y siendo capaz de prometer convenciendo, Tú serás quién tú quieras ser Sé fiable y podrás ser más admirable que envidiable Razonable siempre recordando pensar cuando hables Responsable al aceptar un compromiso realizable Responsable serás demostrando ser incuestionable Siendo capaz de responder Comprendiendo que querer es poder Y siendo capaz de prometer convenciendo, Tú serás quién tú quieras ser Al entender que puedo hacerlo, voy a correr por emprenderlo Al decidir he comprobado, que al asumir ya lo he logrado
“Hacer para cumplir”
La responsabilidad es un valor que se centra en la acción, tras el compromiso que adquirimos con nosotros mismos y/o con otros seres al proponernos el cumplimiento de un objetivo o un deber. Hablando de este valor, el compromiso propio siempre existe, ya que, tanto si queremos cumplir con una meta o un deber personal como si lo hacemos con otras personas, seres o elementos del mundo, nos estamos comprometiendo con nosotros mismos. Implica asumir nuestras decisiones, así como el desarrollo de comportamientos. Cada cual tenemos un concepto de lo que puede o no ser un deber, aunque hay muchos establecidos por la ley, la ética y el sentido común. Lo más importante es que desde el momento en el que lo consideramos así, y lo sentimos para llevarlo a cabo con nosotros o con otros, ese compromiso se convierte en obligatorio. La responsabilidad va más allá de las personas. Se amplía hasta y hacia todo lo que tenemos a nuestro alrededor, como es el caso de la naturaleza, a la cual hemos de cuidar desde que nacemos, al ser todos parte de la misma. Es un valor que nos hace ser precavidos al ser conscientes de las ventajas e inconvenientes de cada acto; y también fiables, al darnos la capacidad de convencer con hechos (los cuales siempre tienen mayor peso que las palabras).